Dicen que a no tardar
van a hacer un monumento
público agradecimiento
para el médico rural
Bien merece tal honor
quien toda la vida pasa
recorriendo casa a casa
luchando contra el dolor.
Va por sendas y caminos
visitando sus anejos
importándole un comino
que estén cerca o estén lejos.
Y no se fija la gente
que curando a troche y moche
de servicio permanente
está de día y de noche.
Para él no existen fiestas
ni tampoco vacaciones
y tiene más que pesetas
deberes y obligaciones.
Estudiando con tesón
carrera universitaria
no tiene más que ocasión
de ver penas y desgracias.
Y no es que las vea sólo
que también las pasa él mismo
pues ha pechado con todo
el puebleril caciquismo.
La gente le exige todo
sin compensarle de nada
y ya le quedan tan sólo
pocas y pobres igualas
Siempre ha de estar pendiente
sean las tres o las cinco
de los avisos urgentes
a diario o en domingo
Van a aporrear su puerta
sea cual fuere la hora
y el ruido también despierta
a sus hijos y señora |
Le molestan y torturan
con frecuencia inusitada
por dolor y calenturas
que mil veces no son nada.
Sé de un médico que un día
le avisaron de un anejo
por saber si una aspirina
.podía tomarla un viejo.
Con el Seguro ¿qué pasa?
esto es capítulo aparte
pues hay que tomar a guasa
tantas recetas y partes.
Cuando van los del Seguro
enseñando su cartilla
por solamente unos duros
le sacan de sus casillas.
-¡Que vaya Vd. en su coche
que mi chico tiene anginas
está malo desde anoche
póngale penicilina!
-Recéteme “usté” algodón
y también “esparatrapo”
y no se olvide el alcohol
que va bien para el trabajo.
-Luego me haga un volante
para sacar una muela
que está el Pepe de un talante
que ni le aguanta su abuela.
-Recéteme también talco
para mi hijo el mayor
que al ponerse los zapatos
no le entran por el sudor.
El médico rural vive
con sus penosos deberes
y a cambio sólo recibe
unos míseros haberes.
Por eso digo, señor,
que si en vez de monumentos
le dan más emolumentos
sería mucho mejor.
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