Pausilipo Oteo Gómez autobiografía página 132
Decíamos en mi página 131 que después de la procesión del Viernes Santo por la noche, el Ayuntamiento invitó a tomar una limonada.
Una vez terminado el ágape, cada uno a su casa. Al día siguiente sábado estaba prohibido tocar las campanas y tanto los actos litúrgicos como referente a comidas etc. se hacía por medio de “carracas “ que hacían sonar los chicos dándolas vueltas, de vez en cuando se paraban y anunciaban a lo que correspondía, como por ejemplo. “a medio día“ que era la hora de comer. Así se pasó el Sábado entre ir y venir a la iglesia, y llega el Domingo llamado de Pascua, en dicho día hay dos precesiones al mismo tiempo: una de las mujeres que va por la calle principal o sea la carretera acompañando a la Virgen de los Dolores; y los hombres por la calle paralela, Años atrás se juntaban en el Majano (cuando no había ninguna edificación en todo su alrededor ) en cuyo lugar había un monolito desde tiempos inmemorables,) en dicho lugar y en cada uno de los lados , se dejaban en el suelo las andas de la Virgen y de San Roque . Todo en orden, el Sr. Cura empezaba el repertorio correspondiente al citado día, Seguidamente las mozas ofrecían con diferentes cánticos las rosquillas a la Virgen. También se llevaba un ramo lleno de roscas, éste se subastaba pieza por pieza, seguidamente se pujaba para quitar el manto a la Virgen (“Y se cantaba: Quitar el manto de luto; a la princesa María, Quitar el manto de luto, y ponla el de la alegría)
Terminado todo lo citado, se subastaban, primero: los banzos de las andas de la Virgen, y segundo los de San Roque, terminado el acto, todos por la calle principal o sea la carretera juntos a la Iglesia y a cada Santo se colocaba en el sitio que le correspondía. En el día de hoy desde hace muchos años, todos estos actos se hacen en el frontón o sea en el juego de pelota.
Se pasó el día con juegos de pelota, calva, tanguilla, o guiñote y otros más., y sobre todo comer rosquillas ya que el día era señalado por la tradición.
Como el tiempo era bueno y la primavera se veía renacer por donde quiera que se mirara, pensamos que al día siguiente nos iríamos de excursión al campo, sobre todo por aquellos lugares que yo conocía por haber estado de pastor con las ovejas de mi padre y que me parecía correcto para que lo conocieran, sobre todo mi mujer y las dos chicas.
Primeramente hubimos de proveernos de lo que necesitaríamos para comer al medio día, disponíamos de: chorizos, lomos, jamón, sin olvidarnos de las tortillas de patatas famosas en aquella época.
Se escogió para tal fin, chorizos y tortillas, mi mujer fue a la tienda a comprar medio metro de papel de ”estraza “ que servía para enrollar los chorizos una vez mojado el dicho papel, se metía entre la ceniza y en la parte superior ascuas, en quince minutos sobran para que el papel absorbe la grasa y el chorizo esté totalmente asado.
Todo preparado y en orden sin olvidarnos de la bota de vino y dos botellas de agua, emprendimos la marcha los cuatro, y nos hacía compañía la madre de mi mujer...
El camino carretero hasta llegar a la vista de La Lobera, estaba en bastante buenas condiciones, pero al empezar la cuesta para llegar al Pico del Ardal, la ruta cambió a peor, la furgoneta en segunda y en tercera no tenía mucha fuerza, pero en primera se subía por las paredes. Una vez en lo alto, nos bajamos para disfrutar el panorama que se proyectaba a nuestros ojos. El día lo requería, primaveral, sin aire y con buena propagación, se sentía que los pulmones se dilataban ante tanta belleza queriendo absorber el aire tan puro que nos rodeaba.
FIN DE LA PAGINA 132 Gerona Marzo 2.006