Pausilipo Oteo Gómez autobiografía página 129
Decíamos en la página 128 que nos encontrábamos en Toledo y que unos momentos después, emprendimos el regreso en el mismo coche a la capital de España.
La luz solar se había marchado cuando llegamos a casa, estaban esperándonos, después de preguntarnos como nos había ido el viaje, en pocas palabras les explicamos, que todo lo que tuvimos ocasión de ver, resultó provechoso para nuestra imaginación. Todo lo que antecede relativo a la página 128 sucedió en años anteriores, ahora volvamos al presente que por el momento es lo que más interesa,
Nuestra intención era que al otro día bien temprano, para evitar la aglomeración de coches al atravesar la capital, ir al Monasterio del Escorial y más tarde al Valle de los Caídos.
Serian la siete de la mañana cuando la furgoneta ya cargada y después de despedirnos de todos, emprendimos la marcha llevando de guía a una sobrina, hasta que saliéramos a campo abierto. La cosa que al cruzar una calle muy ancha, momentos antes de ponerse el semáforo rojo y como el empuje de la máquina que yo llevaba no era muy potente, los de la otra calle me cogieron la delantera y me quedé en medio de la calle aprisionado por uno y otro lado. Un municipal me llamó la atención, pero cuando le explique el motivo, nos dimos la mano deseándome buen viaje… Sin más incidentes llegamos al Monasterio del Escorial, aparcamos bien la furgoneta y acto seguido nos dedicamos a visitar en mencionado monumento.
Primeramente dejarme decir, que el Monasterio del Escorial, fue mando hacer por Felipe II Rey de España, allá por los años 1555 en conmemoración de la victoria de la famosa batalla de San Quintín, lo que no se sabe silo hizo con el oro que venía de América, o con la subida de impuestos al contribuyente.
Sea como sea nosotros entramos dentro y lo primero que visitamos fue donde están enterrados todos los Reyes que después de pasar por el pudridero, se hallan en unas urnas de mármol cada uno con su nombre. Las escaleras para bajar donde están esas cenizas o lo que sea, se hallan muy resbaladizas, señal inequívoca de que por allí ha pasado mucha gente.
Después de recorrer algunas dependencias llegamos a la habitación se loe Secretos, nosotros lo comprobamos, unos en un rincón y otros en el otro, lo que se hablaba en el primero se oía perfectamente en el segundo, nos hallábamos a una distancia por lo menos de 12 metros. No llegue a saber por que medio se transmiten de esa manera las ondas acústicas. Mirando al techo a primera vista, me parecía horizontal, si hubiera si cóncavo, las coas cambian ya que por el sistema de rebote dichas ondas tenían más posibilidades de llegar a nuestros oídos. Dejamos dicho asunto sin esclarecer nada y pasamos a la habitación donde Felipe II pasó sus últimos días, por una ventana muy pequeña desde su cama oía la misa todos los días, no quiero comentar los últimos meses hasta que le llegó la hora, por que esto sería demasiado de largo, y además no viene al caso que estamos tratando
Antes de marchar del mencionado monumento, me fui a dar una vuelta por la parte de atrás, que días ha, me habían dicho que en un cuarto abierto al publico, se podían ver diferentes herramientas que emplearon para dicha obra. Terminado mi deseo me reintegré a mi familia y seguidamente fuimos a un restaurante a comer.
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