DONDE SE RELATA COMO LO PASAMOS LOS MOZOS DE LA QUINTA DE 1.942, YA QUE FUE LA PRIMERA QUE SE LLAMÓ DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL DE 1.936
I
En esta puntual historia que
a continuación relato hubo
que pasar de todo bueno, regular y malo.
El
año
cuarenta y dos a
la
“MILI” soy llamado a
cumplir la obligación que la Patria ha señalado.
De Santa María fuimos cuatro
espigados mozos que
al vernos el Oficial después
de mirar a todos; preguntó:
¿qué comen ustedes? yo
contesté “ piñorros”, le
hizo gracia la contesta arrugando
un poco el morro; y
con estas prosiguió diciendo
que pasen otros.
Un soldado que allí había la
lista se echó a los ojos nombrando
con gran soltura a
los “quintos “ que medrosos; había
muchos que nunca de
su pueblo y sus contornos jamás
soñaron salir si no les llevan forzosos.
Nos apuntamos a rancho un
poquito recelosos lo
que iba en la maleta guardábamos
como oro; sacando
lo imprescindible y
vigilando lo otro y
lo que entonces sacabas lo
comíamos golosos .
Ocho días
nos pasamos en
la ciudad de San Polo esperando
ser llamados a
Zaragoza o Logroño.
II
Al cabrero de Orillares le
preguntamos un día “¿
te apuntáste a rancho?” de
esto nada sabía --¡apúntate!,
le dijimos_ lo
dices en la oficina.
La contestación que dio fue para tomarlo a risa: "cuando vean que tengo hambre" ellos
ya le apuntarían.
Los vecinos entre pueblos juntándonos
en cuadrilla comentábamos los ”bulos” al tiempo que nuestras “cuitas”
Así se pasaba el tiempo hasta
que un día destinan a
unos les toca a Madrid a
otros a Ceuta o Melilla, y
yo voy a Zaragoza arma
de Caballería.
En la misma expedición otro
del pueblo venía nos
consolábamos juntos haciéndonos
compañía, comentando
entre nosotros las
cosas que se veían.
No se me puede olvidar las
penas y alegrías que
con Camilo de Pablo pasamos
aquellos días.
El tren iba resoplando los
reclutas se dormían hasta
que alguien dio la voz ---Calatayud
a la vista.
En aquel mismo momento cien
gargantas repetían la
copla de la Dolores de
todos allí sabida, creo
que unidos cantando. las
penas disminuían .
Ya se oye rechinar las
ruedas sobre la vía, ya
la máquina se para hay
que bajar y de prisa uncidos
a la maleta que
cada uno tenía.
Voces de mando se oyen las
primeras que serían una
y mil veces después con
el tiempo repetidas; que
había que obedecer como
autómatas sin vida.
No
quiero ser tremendista ni
hacer apología sólo
deseo comprendan el
que esto lea algún día que
muchos de los reclutas, el
tren, ni lo conocían metidos
en aquel trance quien
sabe lo que sentían.
El Sol se fue
por Poniente las
estrellas ya salían a
lo lejos resoplando una
máquina se oía arrastrando
los vagones que
a nosotros llevarían
Llegamos a Zaragoza a
la estación de Delicias desde
allí vamos andando por
sus callas y avenidas:
Quedando mucho admirados al
ver el primer tranvía sin
darnos entonces cuenta lo
mucho que nos valdría cuando
nos dieran paseo en nuestra futura vida.
III Ya
llegamos al cuartel se
llama de Castillejos pronto
nos abren la puerta y todos entramos dentro; nos
conducen a una nave que
nos sirve de aposento durante
la primer noche de
estancia en el Regimiento.
¡ Vaya noche que pasamos ni
recordarme yo quiero aunque
estábamos cansados nos
llegó el día despiertos; los
veteranos estaban dando
quintadas y haciendo las
mil y una perrerías a
los que llegamos nuevos.
A la mañana siguiente nos
cortan el pelo al cero mientras
espero la vez por
la ventana yo veo; como
montan y desmontan con
el caballo corriendo unos
quintos asustados en
medio del picadero.
Lo observaba con cautela y
yo me estaba diciendo eso
que abajo se ve lo
tienes que hacer tu luego.
Un veterano me dijo que
aquello llaman volteo y
que hay que agarrarse bien si
quieres salir ileso.
Se oyó la voz de
“”a formar”” todos
salimos corriendo nos
llevaron a las duchas parecíamos
“ borregos.” el
agua caía a veces ora
fría, ora
hirviendo allí
se estaba aguantando como al mundo nos trajeron.
Aquello se terminó las
voces así dijeron salgan
todos por aquí en
fila india y silencio.—
Si daba la casualidad que
ibas de los primeros veías
salir el grupo que
nos iba precediendo.
Dicen que para secarnos a
una sala nos metieron íbamos
chorreando agua de
allí, salimos ya secos.
En la habitación contigua la
ropa toda nos dieron según
se iba llegando sin
medida, sin concierto. |
Como autómatas salimos con
nuestro brazado prieto nos
íbamos a un rincón para
allí irnos poniendo; esto
que te está muy grande esto
que te está pequeño.
No digas nada a los Cabos y
menos a los Sargentos solo
hay una solución cambiar
con el compañero.
Los botones se saltaban a
nada que fueras prieto a
comprar hilo y aguja, no
te queda más remedio; y
ponerte pronto hacer lo que en tu vida no has hecho.
Cuando estuvimos vestidos con
el uniforme nuevo era
cosa de reír porque
con aquel atuendo no
conocías siquiera a
tu amigo y compañero.
Yo no se cuantas vacunas allí
nos fueron poniendo nos
decían que eran buenas para
no caer enfermos.
IV
Firmar listas, dar el nombre era
cosa cotidiana y
ya por fin nos destinan al
Escuadrón que allí llaman
.
Aquello era como un pueblo grande,
con naves muy amplias en
línea se hallaban todas con
sus calles empedradas.
Hacia el segundo de Sables diez
reclutas me acompañan vigilados
por dos Cabos que
ni siquiera te hablan.
Subimos las escaleras pareció
nos esperaban mucha
gente con estrellas todos
allí preguntaban: el
uno, de donde eres el
otro, como te llamas y
el de más allá si tienes una
señal o una marca.
Por fin nos dan el jergón todo
lo demás y manta y
a cada uno nos dicen cual
a de ser nuestra cama
Nos
trataban malamente y
no hay que extrañarse nada porque
si bien lo miramos después
de guerra pasada era
la primera quinta que
el ejército llamaba .
Los Cabos todos con verga del
marido de la vaca te
la ponían encima a
nada que te escudaras.
A rancho tocan, de prisa coger
el plato y cuchara y
sin pérdida de tiempo al
comedor nos llevaban.
A los lados de una mesa que
de diez plazas contaba nos
quedábamos de pie hasta
que el Capi llegaba.
El corneta toca un punto firmes,
dicen que anunciaba nos
quedamos como velas esperando
la sentada.
Por fin tocan a sentarnos las
perolas humeaban yo
no se lo que allí había pero
que bueno que estaba.
Se ha terminado el yantar en
fila india nos sacan y
una vez en la calle con
rapidez nos formaban.
En le segundo Escuadrón que
de Sables se llamaba sin
dejarnos descansar a
la oficina nos
llaman.
Allí
nos dan el equipo montura,
bridas y manta, sable,
estribos y espuelas, y
nos dicen de pasada;
que
hay que tenerlo muy limpio reluciente
y sin mancha en
todo tiempo y lugar como
patena sagrada.
Bien puesto dejamos todo en
lo alto de la cama y
de nuevo nos anuncian que hay que bajar a la cuadra.
Según se iba bajando los
caballos asignaban a
mi me toco el Pacorro nada
me gustó su facha ;
Pero desde aquel momento de
día y noche soñaba en
el volteo que vi cuando
el pelo me cortaban.
El hombre puede aguantar cosas
no imaginadas cuando
ya no puede más otras
fuerzas nuevas sacas.
¡Qué trajín aquello días con
el caballo y las armas aquello
era interminable hoy,
lo mismo que mañana; con
revistas generales imaginarias
y cuadras, andando
siempre muy listo para
que no te arrestaran.--
Del
hambre de aquel entonces yo
no quiero decir nada eran
tiempos de posguerra y
aquí
huelgan las palabras.
Se pasaron las dos meses todo
en la vida se pasa terminando
la instrucción decían
reglamentaria.
Así se
pasan los días entre
caballos y paja, me
aprobaron para Cabo no
tengo que pelar guardias.
Electricista yo puse cuando
en Soria preguntaban para
hacer la filiación oficio
que profesaba.
Pronto pasé a transmisiones trabajo
que me gustaba y
me confieso a mi mismo que
me daba buena maña.
El Morse pronto aprendí entre
bioscas y persianas trabajando
sin agobios se
pasaba la mañana.
Un día y otro lo mismo luego
llegó la chicharra que
con sus rayas y puntos se
componen las palabras.
Yo lo aprendí con codicia y
en estas medias estaba cuando
para Cabo Primero salen
las primeras plazas. Con
rodeos un me anduve pronto
me leí el programa y
sin pérdida de tiempo preparé
y mandé la instancia.
Era mi segundo examen bien
me acuerdo, que mañana, el
uno escribir te hacía el
otro, te preguntaba quien
cortó el Nudo
Gordiano o
el Cid como se llamaba o
cuantos hombres componen una
sección o una escuadra.
Ya recogen los escritos con
el nombre y firma echadas si
se sacó buenas notas allí
nadie dijo nada.
Algún tiempo se pasó hasta
que un día me llaman y
me entregan un escrito por
el cual se me anunciaba que
era Cabo Primero del
ejército de España.
Hoy el ochenta
y nueve esto
no tiene importancia entonces
si lo tenía y citaré por qué causa. |
Primero por el yantar que
aumentó de forma clara nos
daban comida aparte y
a nada que se escudaran siempre
caía algo más que
el estomago aplacaba, sigo
para que comprendan la
diferencia que hablaba
Te trataban de otra forma luego
hacías de semana y
a pesar de no ser mucho aumentó
también la paga.
Hasta que un día llegó lo
que de tanto se hablaba los
caballos de herraduras por
los de ruedas los cambian.
Un Regimiento completo no
sé los hombres que encuadra ¿cuántos
con carnet
salieron para
conducir las máquinas?--- ¡ninguno! y
si alguno se arriesgaba eran
los mismos de siempre que
no les importa nada.
Los conductores se hicieron allí,
y sobre la marcha, ¿cuántos
en el día de hoy, saldrían
si esto pasara? casi
todos, la diferencia está clara: fijensé
como las cosas , andaban
por esta España.
Todo se fue superando entre
gritos y amenazas, aquí
que se para un tanque allá
un camión que no arranca.
Pero pasados dos meses aquello
se puso en marcha tanques,
camiones y motos todos
allí funcionaban. Se
hicieron unas maniobras cuando
los días se alargan yo,
dentro de un tanque iba con
la emisora en dos cajas.
De aquellos famosos tiempos aunque
la memoria es flaca me
llegan muchos recuerdos con
imágenes bien claras.
Un día los Escuadrones en
la calle los formaban y
allí piden voluntarios para
marchar a Alemania.
Es la División Azul de
todos cuerpos formada para
luchar contra Rusia en
los campos de batalla.
Las quintas iban llegando ninguna
se licenciaba para
la descongestión a
otros cuerpos nos mandaban.
Y
yo marche con diez más a
un Batallón de Montaña a
cargo de transmisiones destino
que me gustaba.
El año cuarenta y cinco la
guerra pierde Alemania y
en los Montes Pirineos los
Maquis se presentaban.
Pero Franco no se duerme y
al ejército le encarga que
detenga aquella gente que
quiere entrar en España.
Ellos venían creídos basados
en propaganda que
con los brazos abiertos el
pueblo les esperaba.
No olvidemos que estos hombres se
marcharon de su patria después
de guerra civil por
temor a represalias.
V
Muy cerca de Zaragoza en
una estación cualquiera formándose
un tren está para
ir a la frontera.
Ya nos montan en camiones y
a subir al tren nos llevan a
vagones de mercancías con
sus techos de madera.
Los soldados se acomodan cada
uno a su manera con
el equipo completo que
sirve de cabecera.
Yo nunca me imaginé el
trabajo que esto lleva trasladar
un Batallón con
toda la impedimenta
La Plana Mayor de Mando a
la que yo pertenecía las
transmisiones cargamos vaya
jaleo aquel día.
Las persianas y bioscas emisoras
de mochila, teléfonos
y carretes, para allí tender las líneas.
Hubo que cargarlo todo entre
las voces y prisas que
en los puntos avanzados buena
falta nos
haría.
El tren ya se pone en marcha las
ruedas sobre la vía atrás
dejamos los campos nos
parecía mentira .
Después de pasar las horas esperando
la salida al
vernos en campo abierto nos
llenamos de alegría.
Nos dieron comida en frío para
pasar aquel día el
chusco de pan corriente y
una lata de sardinas.
La cantimplora de agua
la
llenamos hasta arriba por
dentro de los vagones y
con aquella comida; la
sed que es peor que el hambre a
todos nos llegaría ya
que el tren iba muy lento como
de no tener prisa..
VI
Al salir de Zaragoza no
se sabía donde nos llevaban por
fin llegamos a un pueblo que
es fronterizo con Francia.
Era un pueblo muy pequeño metido
entre dos montañas de
la provincia de Huesca Villanúa
se llamaba.
Pronto se descargó todo los
camiones allí estaban para
trasladarlo al pueblo donde
ya nos esperaban.
El
astros Sol se ocultó detrás
de aquellas montañas y
antes de hacerse de noche a
“”fagina”” nos tocaban.
El pueblo estaba en el valle los
“Maquis “ en la montaña y
terminada la cena se
empezó a montar las guardias.
En los puestos avanzados de
otro batallón estaban a
la mañana siguiente a
todos se relevaba.
La sección de transmisiones que
era la que yo mandaba empezó
a tender las líneas por
barrancos y cañadas.
Y el teléfono llegó a
los puestos de vanguardia para
en caso de emergencia las
tropas se organizaran.
Sólo vi tres prisioneros en
una sola jornada les
encontró una patrulla que
la zona vigilaba.
Según dijeron perdidos unos
días ya
estaban y
entre todas pertenencias sólo
un “macuto” llevaban. CONTINUARA. Gerona , Agosto 2002 |