LO QUE ME SUCEDIO EN LA FIESTA DE FUENCALIENTE
En cierta ocasión me pasó en Fuencaliente una aventura de las buenas,
parece novela, sin embargo es totalmente verdad, yo por aquel entonces
tenía 18 años y en unión de un primo mío
del pueblo de Muñecas llamado Eufemio , nos confabulamos para ir
a la fiesta de dicho pueblo, que se celebra el 12 de Octubre
día de la Virgen del Pilar, nada más entrar en el pueblo me
encuentro con un amigo, que habíamos jugado a la pelota muchas veces en
la pared de la Iglesia, nos saludamos, que por cierto en aquel momento
estaban jugando a la tanguilla frente al cuartel de la Guardia Civil, y
no se como salió la conversación de cómo íbamos a comer y sobre todo
a dormir.
Para comer llevábamos un cuarto de cordero que pensaba llevárselo
a la tía Petra para que no lo fuera preparando para los dos días que
pensábamos estar allí, y de dormir este amigo nos dijo que en su casa
había una alcoba libre, que como estábamos
cerca de su casa el mismo
se ofreció a
llevarnos para que la viéramos. Una vez resuelto el problema de
la comida
y de dormir, nos unimos a los mozos, a mi me conocían muchos por
haber jugado a la pelota con ellos y cantábamos y bebíamos con relación
a los años que teníamos.
Serían las 12 de la noche cuando pensamos en recogernos, la
cabeza por el vino
no funcionaba bien, pero no nos equivocamos para encontrar la
casa , dio la casualidad que aquella noche por las causas que fueran no
había luz, a tientas como se suele decir , llegamos al comedor, la
alcoba estaba a la izquierda, cuando ya estábamos dispuesto a
desvestirnos, oímos la respiración de alguien que ya estaba en la
cama, si mi primo y yo hubiéramos estado normal, lo más justo es que
los dos nos marcháramos y lo que hubiera sido de uno que hubiera
sido del otro, pero como la cabeza no estaba para averiguaciones , como
era la casa de mi amigo , me creí con el derecho de quedarme yo, al
mismo tiempo que le decía que ya se podía marchar, y él sin rechistar
comprendió que allí no
podía quedarse, seguidamente me desvestí ,
y sin hacer nada de ruido, me coloqué al lado de la pared, casi
fuera de la cama, el tiempo que tardaría en
dormirme , no lo sé , pero es posible que me quedara dormido
antes de llegar a colocarme entre el
hiero y el colchón.
Todo fue bien, hasta el amanecer, cuando entre dos luces me
despierto, lo primero que llegó a mis narices, fue un olor totalmente
desconocido para mi, y afinando la vista llegué como a distinguir
unos cabellos rubios como de mujer joven.
Yo no sabía que hacer, pensé en levantarme
haciendo el menor ruido posible, pero el instinto de la carne, me
llevó por otros derroteros, me fui acercando poco a poco con una tensión
fuera de lo normal, cuando parte de mi cuerpo
hecho ascua llegó a tocarla, al sentir el calor, se volvió,
empezó a gritar, saltó de la cama sin
parar de dar grandes voces, diciendo que había un hombre en su
cama. La casa se alborotó y yo viendo que las cosas se ponían mal,
hasta tal punto que por momentos
arreciaban, me vestí rápidamente con el fin de aclarar
el motivo por el cual me encontraba en aquel trance.
Todo se aclaró
sin llegar a mayores, resulta que mi amigo tenía una hermana, la
cual era conocida de la que daba las voces, que por cierto después
me enteré que era una maestra de Alcubilla de Avellaneda , por
lo tanto, sobran las palabras para saber las causas
por la cuales se llegó a una situación tan comprometida. Cuando
estábamos en la refriega, si por casualidad
se encontraban nuestro ojos, ella se ruborizaba, hasta tal punto
que se la ponía la cara roja como una amapola.
Después de pedirla perdón por el rato tan malo como la había
hecho pasar, aquello se disolvió, y como se vio claramente que no había
habido mala intención, me despedí tanto de unos como de otros deseándoles
buenas fiestas.
Girona, Octubre de 2.002. |