arboles

ÁRBOLES; NECESITAMOS MÁS ÁRBOLES

(Artículo escrito en Diciembre de 1.948)

    Quisiera saber desenmarañar el significado de las palabras que encabezan este modesto artículo, pero ya que no dispongo de conocimientos suficientes para la misión que me propongo llevar a cabo, confío en la ayuda de Dios para que mis palabras, a través de estos renglones, tengan la mayor eficacia en el sentir de todo aquél que llegue a leerlas.

    Desde tiempos inmemoriales, se sabe por experiencia, que una de las bases fundamentales para la existencia del hombre sobre la tierra, es el árbol. La tala de los bosques durante una y otra generación, ha originado la caída de muchos pueblos que en algún tiempo fueron prósperos y ricos. Como consecuencia de lo dicho, se deduce que, en muchos pueblos de la Tierra, donde la especie humana se ha dejado sentir con más intensidad, (y que la construcción de cada día absorbe fabulosas cantidades de madera), hay que tener presente que el árbol sin la ayuda del hombre dejaría de existir.

    En España, por ejemplo, en muchos lugares donde nuestros abuelos, (sin ir más lejos), conocieron bosques de corpulentos pinos, hoy nosotros no vemos más que ruinas de aquellos palacios de la Naturaleza. La causa de ello en muchas partes lo han originado los incendios; en otras, la inmensa mayoría, el hombre con su mano destructora. ¿Habrá algún ser racional que crea que siguiendo por este camino, la próxima generación tenga suficiente leña y madera para su consumo?

    En estos últimos años, la repoblación forestal camina con ritmo acelerado en muchos pueblos, donde el pino puede nacer y desarrollarse. Pero estas plantaciones, en su mayoría solamente se realizan en los terrenos pertenecientes al Estado; sin embargo, lo que pertenece a los municipios y que en algún tiempo fue criadero de altos y gruesos pinos, hoy, por descuido o poca preocupación, no se ve en esas extensiones de terreno más que el clásico tomillo y la estepa. ¿Por qué no hemos de enmendar este error, para que nuestros hijos no se lamenten lo mismo que nosotros?

    Mi objeto no va dirigido especialmente sobre el pino, ni mucho menos a lo perteneciente al Estado; sino que se encamina a otra clase de árboles que pueden embellecer nuestros pueblos al mismo tiempo que en pocos años, por su rápido crecimiento, extraer madera. Este árbol es el chopo.

    Durante mi estancia en un pueblo de la provincia de Soria el mes de Abril del año pasado, pude ver con mucha alegría la plantación de esta especie de árboles con toda la pompa que corresponde a esta clase de acontecimientos. Un día grande para el pueblo; fiesta y muchos discursos; algunos niños recitaron versos en conmemoración de la fiesta del árbol. Durante aquel día todo estuvo muy bien. Pasado algún tiempo, he vuelto por allí, ¡qué desilusión! la mitad de los árboles que aquella mañana de Abril se plantaron, tenían sus hojas secas o estaban a punto de secarse. ¿cuáles han sido las causas? una solamente: no lo protegerlos contra la ganadería.

    La vida del hombre sobre la Tierra, lo mismo que toda clase de animales y de plantas, se pasa en constante lucha y pelea; ¿pero hay algún ser animado, que los primeros días de su vida pueda defenderse por sí solo contra toda clase de peligros que le acechan constantemente? ninguno. Contra los exteriores enemigos del Hombre al empezar su vida, nos protegen nuestros padres; en los animales ocurre lo mismo. Y a los árboles, ¿quién los tiene que proteger? : el Hombre, por ser él quien tiene a su alcance todos los medios para su defensa y protección de que dispone la Tierra.

    Sucede en muchos pueblos con bastante frecuencia, que al plantar esta especie de árboles, se los deja a merced de los animales y de las inclemencias del tiempo. Tenemos que darnos cuenta que en muchas ocasiones un animal que se acerca a un árbol y que al parecer no ha hecho más que tocarlo, puede ser la causa de ocasionarle la muerte. Muchos hay que pasan por alto los perjuicios que pueden ocasionar, pero éstos son hoy los menos. Los más peligrosos son los que sabiendo las consecuencias, dejan que se cometa el delito; contra éstos, hay que emplear medios severos; siendo lo más apropiado hacer plantar en el mismo lugar, otro árbol, ya que es la única forma de recompensar lo perdido.

    El chopo es una planta adaptable en la mayor parte de nuestra Patria, sobre todo en las inmediaciones de los núcleos urbanos, e incluso dentro de los mismo; los beneficios que reportan son muchos; además de su leña y madera, es sin duda alguna el embellecimiento, sobre todo durante el verano, calmando al mismo tiempo el sofocante calor del mediodía al paso del caminante o del segador después de haber andado por caminos resecos y llenos de polvo.

    Municipios y particulares que tengáis bajo vuestra protección terrenos sin cultivar, ¡plantádlos de árboles! y si en los primeros años de su vida se los protege, sobre todo contra la ganadería, tendremos resuelto este gran problema, que además de resultar en beneficio propio, habremos hecho una buena obra para la Humanidad.

                                                               Diciembre de 1.948

                                                                                                     Autor: Pausilipo Oteo Gómez