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EL  CAZADOR  Y  EL  CONEJO 

Autor: Ubaldo Gómez      

Un cazador fue muy lejos

de caza por la mañana

a la espera de conejos

y todo lo que saltara. 

 

Se puso al salir el Sol

y si tendría mala pata

que en tres horas que esperó

no apareció ni una rata.

 

Tan cansado estaba el pobre

de tanto esperar en vano

que mordiéndose la mano

maldijo su propio nombre.

 

Iba ya a marcharse a casa 

descargando la escopeta

cuando observó con sorpresa

que se movían las matas.

 

Esperó todo confuso

arrugando el entrecejo

quedando patidifuso

cuando vio que era un conejo.

 

El pobrecillo aparece

todo alegre y confiado

el hombre no se enternece

y apunta con gran cuidado.

 

Lanza el primer tiro y... nada

tira el segundo y tampoco

al bicho no le hizo nada

ni por mucho ni por poco.

 

El conejo sorprendido

por el ruido detonante

como le gustó el sonido 

se quedó allí tan campante.

El cazador turulato

triste y cariacontecido

no reacciona en un rato

hasta que suelta un bufido.

 

Vuelve a apuntar de nuevo

por encima de la mata

diciéndose para adentro 

esta vez no se me escapa.

 

Vuelve a tirar y...nada 

dispara otra vez y...menos 

como si nada pasara

allí seguía el conejo.

 

-O esto es cosa del diablo 

o es cosa de mi abuelo

que me dio cartuchos falsos

queriéndome tomar el pelo.

 

Y saliendo de las matas.

fue hacia el conejo furioso

matando de una patada

a aquel animal tan soso.

 

De una oreja lo colgó  

marchando para su casa

mas cuando a ella llegó

vio que el conejo faltaba.

 

Escúchame este consejo

lo dice la moraleja

cuando caces un conejo

no lo cuelgues de la oreja.