LA TORCA DE FUENCALIENTE Y LO QUE ACAECIÓ EN ELLA Por
Pausilipo Oteo Gómez Los familiares de Antonio Puente, guarda de campo del pueblo de Muñecas (que es pedanía de Santa María de las Hoyas,) dieron cuanta de su desaparición el día 25 de Septiembre de 1.908 al Sr. Peña Juez de Santa María de las hoyas, pensando que al faltar todo el día y la noche de casa le hubiera pasado algo malo.
El Sr. Juez con dos vecinos de su
confianza, se personó en el domicilio del desaparecido , y seguidamente hizo
algunas preguntas a sus moradores, al mismo tiempo que hacía la primera
inspección ocular , en estas estaba cuando
descubrió una chaqueta recién
lavada y que al parecer tenía algunas manchas de sangre, y como
primera prueba se la llevó a Santa María de las Hoyas, depositándolo en el
Juzgado, y que más tarde se llegó
a la conclusión de que dichas
manchas procedan de sangre humana.
Aquel mismo día se dio cuanta a la
Guardia Civil, motivo por el cual se
desplazaron dos números lo más
pronto posible, los cuales una vez en Santa María, el Sr. Juez, les
informó detalladamente de lo que hasta
el momento se sabía.
Guardia Civil, Juez y don Saturnino
Rupérez que era secretario
del Ayuntamiento y del Juzgado de Santa Mª, se trasladaron a Muñecas a
la vivienda del desparecido, preguntando a unos y a otros si tenían algún
indicio o sabían porque Antonio Puente
faltaba de su domicilio.
Se encontraban haciendo indagaciones
cuando se presentó un vecino del citado pueblo de Muñecas, diciendo que en el
paraje denominado Río Seco se
hallaban unos palos manchados de sangre. Todos marcaron al lugar indicado, que más
tarde se llegó a la conclusión que con ellos habían matado al mencionado
Puente, al lado de dichos palos había un charco de sangre, y por las gotas de
la mencionada sangre que iba dejando el cadáver, siguiendo un camino de cabras,
se llegó a la imponente sima
titulada “Torca de Fuencaliente“, y
todos los indicios apuntaban que
allí habían tirado el cadáver de la víctima, ya que en el mismo borde había
vestigios de ello.
A todo esto los familiares del muerto
acusaron a dos vecinos del pueblo que la Guardia Civil
esposó seguidamente, y que más tarde
les llevaron al Cuartel acosándoles con preguntas, que ellos no sabían
como responder.
Esta ignominia exasperó a muchos
vecinos y se procuró por todos los medios legales demostrar su inocencia. Por
ello se solicitó del Juzgado Superior
el envío de un ingeniero a fin de
bajar a la Sima y procurar el rescate del asesinado. Al
cabo de algún tiempo llegó el profesional solicitado, quién al aproximarse
y ver la enorme extensión de la boca justificó la imposibilidad de
bajar por no existir vigas lo
suficientemente largas como para atravesarla y en su centro colocar un
molinete indispensable para el descenso . Se pensó en rescatar al
difunto por cuenta del Ayuntamiento del pueblo de Santa María, para ello, se
mandó hacer un carrete de madera al
carpintero, y al herrero una barra de hierro del grosor del agujero del carrete,
fueron a por las sogas de las
campanas de Hontoria del Pinar (Burgos) de
más de cincuenta metros de largas por que las del pueblo no daban esa medida.
En la puerta de la “Casa del Pueblo” o "casa del Concejo"
(ayuntamiento), había dos buenas piezas de “pino tea” secuestradas a los
traficantes de madera en
contravención.
Cuando todo estuvo a punto
el Alcalde, Juez, más la concurrencia de la Guardia Civil a quien se
pidió su concurso, el día 29 de
Septiembre de 1.908 día de San Miguel Arcángel, a una hora temprana, cargaron
todo en una carreta tirada por bueyes y la Torca se fueron todos.
Se colocó todo el dispositivo, y los
extremos fueron cubiertos por tablones , una vez buscado el centro del enorme
agujero, los tablones de llenaron de piedras como contrapeso. Colocaron un gran
canasto de mimbre y en él
se metieron Don Saturnino Rupérez y
Don Valentín Viñarás. Antes de iniciarse el descenso, hubo la
necesidad de seleccionar la gente
encargada de tirar de las cuerdas, pues había interesados en cortarlas
una vez estuvieran suspendidos los
encargados de tan difícil misión.
Pasaban los minutos sin tener
noticias, después de tanta espera, llaman pidiendo más soga, y más, pero llegó
un momento en que la soga se terminaba, y ante esta situación ordenaron los de
abajo, que ataran otra soga, era que a unos catorce metros habían localizado el
cadáver que la necesitaban para llevar hasta allí el
canasto en que ellos bajaron
para subir al muerto. Avisaron al mismo tiempo que se retirasen los que no
quisieran ver al difunto.
La entrada en la Sima lo es en forma
de embudo, pero una vez abajo observaron una inmensa
caverna, cuando tocaron fondo,-- eran las dos de la tarde —miraron al
firmamento y lo vieron totalmente estrellado a pesar de ser un día de radiante
Sol.
La denominada
“Torca de Fuencaliente “ tiene en su boca una amplitud que supera los
treinta metros, se halla sobre una llanura y al acercarse a ella,
no hay ninguna señal que la denuncie. Es por ello de suma peligrosidad
para el que desconoce el lugar.
Pocos datos se tienen del juicio oral
que se celebró al año siguiente en la capital de Soria sobre los culpables del
asesinato de Antonio Puente, sólo se sabe que los dos vecinos del pueblo, al
principio citados, salieron en libertad. |
Entresacado de un libreto que se edito en Buenos Aires (Argentina) en Septiembre de 1.964 por Germán Rupérez