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Cosas del pueblo: el agua, "la colada", la leña...

   El pueblo de Santa María  se abastecía de agua, primero: de la Fuente que se llamó Vieja,  que tenía su nacimiento en el Cubillo los Moros;  sobre el año de 1.928 se hizo la fuente que se llama Nueva, un poco más cerca del pueblo y con dos caños, el agua de ésta se captó en La Juncá.

   Las mujeres para lavar la ropa, tenían un verdadero calvario; el lavadero se hallaba a más de un kilómetro, en Valdelmulo, y  cerca del Vallejo Mataburros, normalmente lo secaban  allí, tendido en las estepas, luego en casa hacían la colada: metían todo en un coción, en la parte superior una ropa espesa, encima una capa de ceniza y después agua bien caliente, al otro día sacaban la ropa tan blanca, que hubiera hecho competencia a cualquier detergente de hoy.

   Hasta que llegó el butano, todas las chimeneas, desde el amanecer hasta la hora de ir a dormir, estaban echando humo tanto en invierno como en verano: para calentarse, para preparar la comida de la familia, y sobre todo para cocer el caldero de los cerdos, que en cada casa había uno o dos  y por los meses de invierno, se hacía la matanza, se llamaba a los familiares y era como un día de fiesta.   Cuando hacía la matanza el Sr. Cura, era costumbre  el ir todos los vecinos a por un pucherito de caldo de morcillas.

   Durante la guerra civil del 1.936 al 1.939 el pueblo se auto abastecía,  nos faltaban telas , las ovejas nos daban la lana para hacer toda clase de  ropa, faltó también el papel de fumar y alguna otra cosa, pero normalmente todos los vecinos producían lo necesario para vivir por su cuenta.

   Para mantener encendidas las chimeneas  durante todo el día, hacía falta mucha leña, había que ir lejos a por ella, los Guardas Forestales vigilaban día y noche, y aquel que le encontraran un “pinazo” verde le denunciaban sin ninguna clase de contemplaciones. El Cerrito, que hay en los Pimpollares, rayando con la mojonera de Nafría de Ucero, por los años de 1.940, proporcionó  muchos carros y cargas de estepas; también se iba a un quemado que  hubo en el pinar de Casarejos, nos tiznábamos , pero eso no importaba, había que traer leña de donde  fuera: que sufrimiento las caballerías para bajar por el Vallejo de las Zorras  con aquellas cargas tan pesadas.

   Para hacernos la idea de cómo estaban las cosas referente a la leña, narraré  un hecho acaecido a mi suegro y a otro vecino llamado Marianito, la víspera de la fiesta de Herrera, fueron a dormir a una cueva del Río Lobos, para al otro día madrugar  e ir  a lo de Herrera hacer una carga de leña, ellos pensaban que siendo la fiesta los guardas no se molestarían en vigilar,  pero cuando tenían la carga ya preparada  para cargarla en la caballería, se presentaron dos individuos con sus correspondientes tercelolas, dejaron la leña que ya tenían  preparada para cargarla, les llevaron al pueblo,  como entonces no se pensaba de llevar documentación, después de tomarles el nombre, hubieron de volver a su casa a por las 25 pesetas que les echaron de multa . Hoy, pensándolo  bien : los caminos que tendrían que pasar, la distancia que había desde la leña a su pueblo, alguien que conozca esos parajes, es imposible que crea esta historia,   sin embargo es totalmente real  

                                               CONTINUARA --------

                  Firmado : Pausilipo Oteo Gómez.-