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Lo que puede hacer el poder de la mente unido a la fuerza de voluntad

 HISTORIA DE UNA ENFERMEDAD

  Yo Pausilipo Oteo Gómez , de 82 años de edad, voy a relatar a través de la escritura, la historia  de una enfermedad conocida como hepatitis que se instaló en mi persona cuando tenía 55 años.

   Con ocasión de buscar en el  monte un  enebro para hacer el  árbol de Navidad el año de 1976 ,  fuimos con el coche  yo , mi mujer y las dos niñas al lugar donde todos los años lo  habíamos cortado ; nos encontramos que todo  está vallado, y no nos quedó más remedio que cruzar el río Onyar, y pasar a la carretera que va a Los Ángeles, dejé el coche a un lado y dije a la familia que me iba a dar una vuelta por el monte , por si encontraba alguna cosa  que se asemejara al árbol antes mencionado.

   Después de dar algunas vueltas con resultado negativo, no me quedó más remedio  que cortar una rama de un arbusto que me parecía indicado para el antes mencionado fin.

    Legué a la carretera donde se hallaba la familia, que por cierto se les había unido  mi amigo y compañero Alfonso López, nada más llegar le dije a este :---  Que te parece esta rama para hacer el árbol de Navidad.—

    No lo pensó mucho, y me dijo que cuando llegara a casa la rociara con el insecticida de las moscas.---

    Nosotros aprovechamos la ocasión para ir a un supermercado  del barrio de Villa Roja , para comprar alguna cosa sobre todo licores  , con vistas a la entrada en el Mercado Común, ya que en nuestra casa tenemos buena bodega  y se podía conservar bien . Como en el coche no podíamos hacer el viaje todos ; la rama, la mercancía y las personas, me fui yo solo y por una de las ventanas del piso de abajo, dejé las cosas dentro de la casa. Al volver para recoger la familia, me encuentro con un conocido que vendía aceitunas en botes de cinco  kilos, le compré uno, recojo a mi gente y seguidamente a casa .

    Acto seguido rocío la ya citada rama   con lo de las moscas y la dejamos al sereno hasta el otro día, nosotros pasamos a ver la televisión hasta la hora de cenar,

    Las doce de la noche serian  , cuando me entró un picor por todo el cuerpo poco menos que insoportable. No hubo más remedio que llamar al médico de cabecera, llegó más pronto que lo pensado, me puso una inyección  que fue como mano santa , y poco a poco fue desapareciendo dicho picor,

    Al otro día abandonamos la rama que había cortado en el monte, no fuera la causante de todo el malestar, y nos limitamos a montar  solamente el Belén..

   Totalmente repuesto se pasa  la Noche Buena , Pascuas, hasta el día 27 que me comunican que tengo que ir a Barcelona a por unos aparatos para la emisora de radio, todo fue bien y sin molestias de ninguna clase;  en todas las fiestas pasadas incluso Año Nuevo evité comer todo lo que pudiera perjudicar  ( sobre todo mariscos y derivados) siempre pensando no volviera el picor  mencionado anteriormente.

   El día tres de Enero del siguiente año, pasaba yo por el Ayuntamiento, me encuentro con  un amigo y me dice :----parece que tienes los ojos un poco amarillos.--- Me recomendó que me visitar al médico un fuera alguna cosa mala.

   Una vez terminado lo que tenía que hacer , al regresar a casa, se lo comenté a mi mujer, ella también vio el amarillo en los ojos. Esperamos la tarde que era cuando visitaba el médico que teníamos de iguala.

   Me visitó, me dijo que tenía   “hepatitis “, que podía ser pegajosa y que tenía que estar en la cama , por lo menos dos meses.  Como yo aparentemente me encontraba bien , todo aquello en un principio me parecía fuera del lugar, sin embargo pasados los primeros momentos, no me quedó  más remedio que aceptar lo que el  “galeno” me recomendaba.

   Vine a casa, se lo hago saber a mi mujer, y me dijo que a lo mejor no era tanto como lo que el Médico decía , pero por si a caso, me instalé en el piso de abajo, ya que en aquella época no lo teníamos alquilado, nos vino muy bien, por  que se tomaron las medidas oportunas  con vistas  a evitar el posible contagio . En aquella misma tarde se avisó al médico del Seguro, sin tardar mucho se presentó en casa, una vez en mi presencia, se preocupo preguntándome  lo más importante desde el día que me pasó lo del picor.

   Era un hombre de edad, muy campechano, me registró a conciencia, cuando terminó me dijo que la enfermedad que tenía era causada por un virus, posiblemente de algún hongo que pisara  cuando fui al monte  a por el árbol de Navidad.. Me dio ánimos , y que con dos meses o tres se me pasaría.  Cuando me quedé sólo en la habitación  y pensando que no había nadie en todo el piso, los pensamiento se me agolpaban sin interrupción, lo que más lo sentía era por mi mujer, aunque ella lo llevaba con más paciencia que yo . Hasta comprobar los análisis debía de estar aislado lo más posible. El sacrificio que hizo mi mujer por aquel tiempo, es digno de encomio , dejaba el colegio para venir a preguntarme si necesitaba alguna cosa, ( en estos casos es cuando se ve el valor y el aguante  de las personas, que por desgracia, a veces , no sabemos apreciar cuando hemos salido del apuro   ).

   En estas estábamos cuando mi yerno se hallaba con gripe en el piso de arriba   Avisan al médico de cabecera  (que era el manda más  del Hospital Militar) viene, le reconoce y después de recetarle alguna cosa, le dice mi mujer  que yo estoy en el piso de abajo con hepatitis, sin pensarlo mucho, me quiere ver, seguidamente llegan donde estoy, me hecha un vistazo,  y acto seguido me comunica que donde mejor  puedo estar, es en el Hospital Militar, que me pondrán en una habitación independiente, que los análisis se pueden hacer al día  y no se cuantas cosas más,  le digo que bien me parece y que lo que quiero es que se marche lo antes posible la enfermedad. Quedamos de acuerdo en que se me trasladaría lo antes posible;--- le di las gracias ---

   Al otro día una empleada del hospital llamada Rosarito, gran amiga nuestra, ya que con sus padres nos tratábamos como de familia; viene a recogerme con el coche, y sin perder tiempo, me lleva en unión de mi mujer , al   antes citado establecimiento .

    Una vez allí, nos recibe el médico jefe del Hospital, después de los saludos , me conduce a una habitación limpia y soleada , diciéndome entre otras cosas que allí estaré bien atendido.  Una vez   instalado  debidamente mi mujer  , bastante satisfecha,  se marchó al colegio diciendo que volvería por la tarde .

   Me dijeron que me podía meter en la cama, al rato vinieron dos médicos a visitarme, me exploraron, hablaron entre ellos , y no me dijeron nada ; como era el primer día yo tampoco tenía confianza para preguntarles. Al quedarme sólo , revisé toda la habitación desde la cama, y entre todas las cosas que había se hallaba una televisión, pensé que para los días venideros no se como  me las arreglaría  para conectar y apagar dicho aparato, ya que en aquella época no había mandos a distancia.  No sabía como arreglar dicha anomalía sin molestar, cuando estaba en estas cavilaciones, se me ocurrió que una caña de dos metros de larga, de las que tantas había no lejos del Hospital, podía hacer la vez de mando a distancia  apretando los botones,  que tenía la televisión . Al otro día  por conducto de un enfermero  se arreglo todo como yo había pensado

   En los días venideros , me visitaban por la mañana  el Teniente  Coronel Jefe del Hospital y los dos médicos ya citados, me tentaban, me preguntaban y no me decían nada, y mi mujer que estaba algunos días a esa hora, salía con ellos , cuando volvía la veía con los ojos llorosos, yo la daba ánimos, diciéndola que no podía ser muy  malo lo que yo tenía, por  que comía bien y con gana , el sueño normal, no me cansaba de leer , los Episodios  Nacionales de Blasco Ibañez  y todo lo que caía en mis manos  me lo leía sin esfuerzo  y por la noche , me atacaba la  “carne”, total que  me parecía que todo funcionaba de una forma normal

    Los días se iban pasando, la enfermedad seguía su curso sin altos ni bajos , no había fiebre, sólo tengo que resaltar  que se me pusieron las uñas de las manos negras , una vez raspadas , volvían a su ser., el mando a distancia que empleaba para la tele , daba buen resultado., me leía todo lo que caía en mis manos , no sentía fatiga de ninguna clase , y siempre me hallaba de buen humor

    De todas las cosas y  hechos que tengo que agradecer  de aquella época, sobre sale con luz propia el sacrificio de mi mujer, hoy al recordarlo después de tanto tiempo, reconozco  que no tengo palabras suficientes , para poner en su punto justo  su valor,

    De medicamentos: ninguno,  solo se esperaba la evolución para en consecuencia tomar las medidas oportunas

    Llevaba  quince días en el citado establecimiento, y el mal no avanzaba ni retrocedía, por lo cual se me anuncio que debía reintegrarme a mi casa, no me sentó ni bien ni mal, me despedí de  los médicos y demás conocidos, diciéndome el Jefe del citado hospital que cualquier día pasaría a verme . y sin más , empleé el mismo  sistema que a la ida.

    Los últimos análisis que me hicieron  no daba señales de que la enfermedad fuera pegajosa, pero se me aconsejó que pusiéramos los medios (sin exagerar) , para evitar un posible contagio .

    Otra vez en casa, la paga me la traía uno de los compañeros de la emisora, éramos  cuatro según las normas en radio telegrafía , debíamos de hacer ocho horas y librar uno, pero consultado con el Sr. Comisario, le propuse uno cada día , me contestó que con tal de que aquello estuviera atendido, le daba igual que fuera uno u otro,  yo lo sentía por estar de baja tanto tiempo ya que en vez de tener tres días libres , solo tenían dos..

    Me empezaron a llegar visitas, que a veces si son largas , perjudican al enfermo.

    Por consejo del médico de cabecera , el que me llevaba y el de la Seguridad Social, acordaron entre ellos que debía de ir a Barcelona,  allí me presenté llevado por un taxista,  me metieron por un tubo, se recibieron los resultados unos días después ,  en concreto: nada peligrosos.. me visitó algún médico más, todos decían lo mismo, que había que esperar a la evolución..

    Ya llevaba seis meses  con la dichosa enfermedad, yo me sentía bien, pero aquello no había forma de marcharse, se me aconsejó  que me visitara  un galeno que según decían  tenía aparatos muy adelantados sobre medicina.  Allá nos fuimos, mi mujer , y las dos hijas con sus respectivos maridos.

    Una vez en su presencia  , nos sentamos por mandato de él; a mi me hizo algunas preguntas, que contesté a su sabor .Después preparó una mezcla no se de   que, me la mandó tomar, al mismo tiempo que encendía todos los aparatos, por una a modo de televisión se veía correr por todo mi cuerpo aquello que me había tomado.

    Terminado todo el repertorio, dijo que nos sentáramos , dando vueltas por que no sabia  como decirlo,  salió  conque me iba hacer un remiendo  para dos o tres  años, el que menos se asustó de la familia fui yo ,los demás sobre todo mi mujer  les pillo de improviso La siguiente conversación toda fue superficial. Al final le dije , cuanto era la visita,  5.000 pesetas, le largué un billete nuevo de esa cantidad, empezó a mirarle diciendo que era el primero que veía.

   Cuando llegamos  a casa, me miré en un espejo  grande que tenemos a la entrada,  y me dije  : --------- No tengo por que preocuparme, esto  de morir es la cosa más natural del mundo, si los grandes hombres que lo tenían todo a su disposición pasaron por el mismo trance, yo que en realidad soy casi nada, no tengo motivos para quejarme, sea lo que  sea  aquí estoy yo para resistirlo, mientras hay vida , hay esperanza y sigamos comiendo y bebiendo que lo que tenga que ser , ya llegará . No hay que lanzar las campanas al vuelo, hoy a los 82 años que tengo a mis espaldas, excepto la enfermedad que hemos tratado, no he tenido nada , ni antes , ni después..

    Por causas que se desconocen, la enfermedad, fue remitiendo, y a los 7 meses, empecé a ir a la emisora por la mañana, mejorando a mis  compañeros el servicio.

    Examinando detenidamente todo lo anteriormente citado, se llega a la conclusión ,  de que la  fuerza de voluntad , unida al poder de la mente , pueden hacer grandes cosas  en beneficio de  nuestra salud .

                                               F  I  N

Gerona, Abril del 2.003

Firmado : Pausilipo Oteo Gómez