Pausilipo Oteo Gómez              Autobiografía                  página       121

 

  Decía en la página 120 que estamos en el año 1.964, llega el butano, nosotros compramos un hornillo y dos bombonas, los manejos en la cocina se hacen más  sencillos y un gran descanso para las amas de casa.

  Por aquellos años  llegan las neveras de verdad, hacen el hielo pos si mismas, por lo tanto se termino  el ir a por hielo cada semana a la plaza del mercado  que lo hacían el los sótanos de dicha plaza..

  Estamos llegando a las  “vacas  gordas”  los  aparatos  de todas las clases empiezan a aflorar por doquier  ,hay trabajo en gran escala  pera hombres y mujeres , sobre todo en la construcción  para los hombres y las mujeres en las fábricas o empleadas del hogar los pueblos se quedan sin gente, ya que una vez que llegan los tractores y cosechadoras, los labradores que fueron antes , se quedan sin trabajo , y estos , afluyen a  la capital  buscando una vida mejor , por este motivo en la ciudades es imposible encontrar vivienda, y muchos  sobre todo los que llegaron del Sur de España  , se ven en la necesidad  de hacer por su cuenta una barraca para poder subsistir .

  Por lo tanto, volviendo al asunto de las neveras, nosotros  compramos una de la misma marca de la anterior  o sea Edesa,  la otra , nos había solucionado  el servicio sin ningún problema.  Normalmente la vieja se la llevaban los que traían la nueva  haciendo un pequeño descuento en el cambio , ya que en aquella época  todo lo que se refería a chatarra se vendía, y por la calle , no se veía nada que se pareciera a hierro .

   Los coches se iban viendo cada día más, pero quedaba muy atrás  el famoso “Biscuter

que para darle la vuelta  tenía que bajarse el conductor y volverle empleando la fuerza de los brazos

  Resuelto el problema que antecede, un día que no tenía servicio con ayuda de la bicicleta me voy a concertar con el de la  “ bóbila “ o sea el que hace los ladrillos y también vende cemento, con el fin de preparar lo que me hace falta para llevar a buen término los locales de los  futuros pollos ; quedamos  en 120 ladrillos de 10X20 que aquí les llaman “  Tochos  “  1.500 mahones de 4X20; 4 sacos de 50 kilos de Porlat y 25 de cemento rápido. Quedamos en que al otro día me lo llevarían por la tarde. Pasé por donde fabricaban las vigas, y como por las medidas había que mandarlas hacer por encargo,  necesitaba  8 de 20 cm. de altas por  4’50 de largas, quedamos en que las tendrían a la  semana siguiente

  Las dos puertas que me hacían falta  me las vendió en encargado de la demolición del cuartel ,todo macizas, madera Melis a 50 pesetas cada una y me las llevaron a casa.

  Al otro día llegó el camión con los ladrillos, en aquel tiempo se les bajaba  a mano y se les dejaba en la acera de la calle, luego se fueron llevando poco a poco al centro del patio bien colocados y teniendo en cuenta que no impidieran el trabajo de futura obra 

  La arena tenía bastante  de lo sobrante de cuando hacía la casa.  El agua, con la manguera desde el grifo la llevaba ala bidón.

  Toso preparado y al alcance de la mano, se empezó hacer la citada obra con ayuda de la mujer cuando no podía venir el peón, como era verano, ella tenía vacaciones  y resultó ser valiente, y  animosa  en todos los sentidos; 

  Lo más costoso era hacer las dos soleras  entre las vigas, con el fin de que dentro de ambas, se  produjera  una corriente de aire que sería la encargada , en lo posible , de evitar    el  calor en verano y el frío en invierno.

                                                        Fin página 121.                Gerona  2.006